A la sombra de la grandiosa Catedral Metropolitana, los arqueólogos trabajan duro excavando en el yacimiento del templo azteca. La desgastada piedra del impresionante Templo Mayor captará tu atención, pues ocupa parte de la moderna plaza de la Constitución, conocida como El Zócalo. Únete a la marea de ciclistas y viandantes del cercano Paseo de la Reforma, dominado por la enorme estatua del Ángel de la Independencia. No hará falta que te alejes mucho para empezar a oír los primeros compases de un mariachi en la plaza de Garibaldi. Aquí las bandas de músicos entretienen a los turistas por el día, pero es mejor venir por la noche, cuando las parejas de abueletes aprovechan las soportales de la plaza para marcarse un baile.
La Ciudad de México tiene la mayor concentración de museos del mundo: hay más de 160. La mayoría son de entrada gratuita los domingos.
Las noches son largas en la Ciudad de México, así que es mejor que cojas fuerzas cenando las típicas tostadas picantes, que podrás rebajar con un chupito o dos de mescal, un licor típico muy fuerte. Seguro que te hace perder la vergüenza y en nada estarás enseñando tus mejores pasos de baile.